Alzheimer: cinco cosas que podés hacer para envejecer con un cerebro más ágil
. Incluso en quienes tenían carga patológica asociada a la demencia, un estilo saludable se vinculó a una mejor función cognitiva, observó un estudio.
Se estima que hasta 4 de cada 10 casos de demencia podrían prevenirse si la población mundial adoptara un estilo de vida saludable. Es que, se sabe, la enfermedad de Alzheimer (su forma más común) no es una consecuencia inevitable del envejecimiento y cada vez más estudios apoyan que se puede evitar o retrasar el riesgo de desarrollarla.
A esa evidencia se le suman los resultados de una investigación publicados este mes en un artículo en la revista JAMA, que mostró que los adultos mayores más adeptos a cumplir cinco hábitos considerados protectores obtenían también una mejor puntuación cognitiva global hasta poco antes de su muerte, independientemente de la carga patológica relacionada con la demencia.
«En general, la evidencia de los estudios poblacionales es prometedora», dicen los autores acerca de que «los factores del estilo de vida pueden desempeñar un papel en la prevención de la demencia, ya que un estilo de vida saludable se asocia con una esperanza de vida más larga y, al mismo tiempo, a vivir una mayor proporción de los años restantes sin la enfermedad de Alzheimer (EA)».
Sin embargo, sostienen que las condiciones que favorecen la EA -como la acumulación de proteínas beta amiloide y tau fosforilada- se inician años antes de la aparición de los síntomas.
A raíz de eso, investigadores del Instituto para el Envejecimiento Saludable y del Centro para la Enfermedad de Alzheimer de la Universidad Rush (en Chicago, Illinois, Estados Unidos) se preguntaron cuál es el impacto que tienen como medida preventiva las intervenciones en el estilo de vida sobre la función cognitiva (es decir, la capacidad para procesar el pensamiento) de adultos mayores.
Para responder al interrogante, analizaron autopsias de los cerebros de casi 600 participantes del Rush Memory and Aging Project (MAP) que, en vida, proporcionaban periódicamente información sobre sus hábitos y se sometían a pruebas cognitivas. El 70% eran mujeres y la edad media al momento de la muerte fue de 90 años.
El Rush MAP es un estudio clínico-patológico longitudinal – iniciado en 1997 y aún en curso- sobre el envejecimiento y la demencia del que participan adultos mayores que viven en comunidades de jubilados, residencias para mayores y domicilios particulares en Chicago.
Todos los participantes firmaron un consentimiento informado para someterse a evaluaciones anuales y para la donación de su cerebro en el momento de la muerte, con fines de investigación.
La importancia de la reserva cognitiva
Tras analizar los datos recogidos durante 24 años de seguimiento, los autores concluyeron que «un estilo de vida más saludable se asociaba con una mejor función cognitiva en el momento de la muerte, independientemente de las neuropatologías comunes de la demencia, lo que sugiere que los factores del estilo de vida pueden proporcionar reserva cognitiva para mantener las capacidades cognitivas en los adultos mayores».
La reserva cognitiva es descripta por algunos autores como la capacidad del cerebro para tolerar mejor los cambios producidos como consecuencia de alguna patología (como la demencia) o por el propio envejecimiento.
¿Qué halló este estudio? Que la función cognitiva (medida a través de las pruebas que les realizaban) era mejor en los adultos mayores con estilos de vida saludables (según los puntajes obtenidos en cinco factores clave), incluso si en los estudios post-mortem se observaba carga de patologías cerebrales relacionadas con la demencia (incluidos depósitos de beta-amiloide y de ovillos de tau fosforilada).
Asimismo, una puntuación más alta en el estilo de vida se asoció también con una menor carga de beta-amiloide en el cerebro.
Cinco hábitos protectores
Los factores del estilo de vida se evaluaron anualmente y se consideraron de bajo riesgo o «saludables» según la adherencia a la dieta MIND, las puntuaciones de actividad cognitiva en la vejez, no fumar actualmente, actividades de ejercicio moderado o vigoroso durante al menos 150 minutos a la semana y la limitación en el consumo de alcohol.
Dieta MIND
La dieta MIND combina los beneficios de las dietas mediterránea y DASH (enfocada en prevenir y controlar la hipertensión), y se centra en los alimentos de cada una que mejoran específicamente la salud del cerebro, como los cereales, los vegetales de hoja verde, los frutos rojos, los frutos secos.
Actividades cognitivas
Las actividades cognitivas de la vejez se evaluaron mediante un cuestionario estructurado que medía la participación en actividades cognitivamente estimulantes, incluida la lectura, la visita a un museo y los juegos como cartas, damas, crucigramas o rompecabezas.
Actividad física
Los participantes informaron el tiempo dedicado a actividades moderadas o vigorosas, como caminar a buen ritmo, realizar tareas de jardinería, calistenia, andar en bicicleta y/o nadar. Se recomienda sumar al menos 150 minutos semanales.
No fumar
La información sobre el tabaquismo se proporcionó en la entrevista inicial, en la que los participantes especificaron si eran fumadores actuales, ex fumadores o no.
Limitar el consumo de alcohol
Se incluyó el consumo de alcohol de leve a moderado (hasta 15 g/día para las mujeres y hasta 30 g/día para los hombres). Sin embargo, la recomendación es que no se debe alentar el consumo de alcohol, ni siquiera leve.
«Los hallazgos sugieren que el estilo de vida puede proporcionar beneficios cognitivos incluso para las personas que han comenzado a acumular patologías relacionadas con la demencia», dijo Klodian Dhana, líder de la investigación, a MedPage Today.
«Sin embargo -aclaró-, debemos tener en cuenta que este es un estudio observacional que utiliza datos patológicos de la autopsia, y se necesitan estudios clínicos adicionales para respaldar estos hallazgos.»
Una de las fortalezas del trabajo destacadas por los autores apunta precisamente a la gran muestra de datos post-mortem obtenidos gracias a la inscripción de adultos mayores sin demencia al inicio del estudio, a quienes luego se les dio seguimiento hasta su muerte.
No obstante, entre las limitaciones apuntan que esa muestra estaba compuesta predominantemente por voluntarios blancos que aceptaron evaluaciones anuales y donación de órganos, lo que limita la generalización de los hallazgos a individuos de otras etnias.
Reducir la carga de la demencia
La enfermedad de Alzheimer y otras demencias son patologías que afectan a más de 55 millones de personas en todo el mundo. Y se prevé que esta cifra aumentará a medida que la población mundial envejezca.
«Hasta la fecha, no existe una cura para detener o revertir la progresión de la enfermedad, lo que subraya la necesidad crítica de desarrollar estrategias de prevención primaria o secundaria que se dirijan a factores de riesgo modificables para retrasar o prevenir la aparición de síntomas clínicos«, escribieron Yue Leng y Kristine Yaffe, del Departamento de Psiquiatría y Ciencias del Comportamiento de la Universidad de California, en un comentario editorial publicado en JAMA junto al artículo de investigación.
Los resultados de este estudio se suman a otros que muestran se puede reducir el riesgo de padecer deterioro cognitivo y demencia a través de la incorporación de un estilo de vida saludable que incluye la práctica de ejercicio físico en forma regular, no fumar, evitar el consumo nocivo alcohol, controlar el peso corporal, seguir una dieta saludable y mantener controlados los valores de presión arterial, colesterol y glucemia.
Otros factores de riesgo adicionales para la demencia incluyen la depresión, el aislamiento social, el bajo nivel educativo, la inactividad cognitiva y la contaminación del aire.